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CONSAGRACIÓN A LA SANTÍSIMA VIRGEN
DEL CARMEN
Virgen Santísima, Madre de Dios y Madre mía: te invoco y te venero
con el título consolador del Carmelo.
Quiero consagrarme a Ti, para poner en tu amor de Madre, mi vida
entera como respuesta a tantas gracias que he recibido de Dios, por tu intercesión.
Tú has querido manifestar especial amor a quienes visten tu escapulario; por eso te suplico
que me cubras con tu santo hábito del Monte Carmelo, en señal de protección de alma y cuerpo.
Que tenga fortaleza en las luchas contra el demonio, y sepa rechazar toda
tentación de pecado grave.
Que trate de aumentar en mi las virtudes cristianas y persevere en mis buenos propósitos.
Defiéndeme de todos mis enemigos y alcánzame de tu Divino Hijo una fe fuerte y
sincera que sea fundamento de mi consagración; una esperanza confiada como la
que te hizo exclamar en la Anunciación “Cúmplase en mi la palabra del Señor»;
y una caridad que se realice en cada una de mis obras, por amor a Dios sobre
todas las cosas, en el amor generoso a mis hermanos.
Virgen Santísima del Carmen: que tu santo Escapulario sea para mi,
como Tú lo has prometido, coraza que me defienda, de los enemigos de
mi alma y sea prenda de salvación eterna.
Así sea.